Plan para monitorear el ruido en la Ciudad
La Ciudad no sólo se convirtió en un caos de tránsito. También es un caos auditivo, un recital de motores, bocinazos, obras en construcción y gritos, que situó a Buenos Aires como la cuarta ciudad más ruidosa del mundo, detrás de Tokio, Nagasaki y Nueva York. Así lo reveló la Agencia de Protección Ambiental porteña (APA), que lanzó un plan para instalar 41 torres de monitoreo permanente de la contaminación acústica, para elaborar un mapa de ruido y tomar medidas que permitan bajar los excesivos decibeles a los que diariamente se someten los vecinos.
El programa ya está en marcha y existen 20 dispositivos en funcionamiento en distintos lugares de la Ciudad. La idea es activar el resto de los equipos durante el 2012.
Todavía es prematuro para la APA implementar las medidas preventivas, pero los primeros monitoreos arrojaron conclusiones interesantes. Por ejemplo, detectaron que en Santa Fe y Callao el promedio de decibeles es de 77,7 de día y 73,8 de noche, cuando el límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud es de 65 a 70. En José María Moreno y Rosario, por donde pasan muchos colectivos, el promedio es de 76,6 decibeles, y en Rivadavia y Medrano es de 76,2 durante el día.
En lo cotidiano, el ruido no se presenta como un gran conflicto para los porteños. Sin embargo, los especialistas indican que los problemas de audición pueden ser severos a largo plazo. De hecho, ante el creciente número de adolescentes con problemas de oído, la Legislatura porteña sancionó una ley para que los boliches, salones de fiestas, clubes, bares y pubs garanticen un tope de 90 decibeles de ruido, casi 20 menos de lo que alcanzan en la actualidad.