Techos verdes para la ciudad

21.07.2012 13:23

20-7-2012

 

Proponen modificar del Código de Edificación de la Ciudad para incorporar la construcción de jardines en techos y terrazas. La iniciativa es del diputado Fernando de Andréis.

 

El crecimiento actual y continuo de las ciudades genera problemáticas muy serias para el ambiente. El reemplazo de tierra y de vida vegetal y animal, por materiales como cemento y asfalto, crean ecosistemas gravemente deficitarios que perjudican y degradan paulatinamente la calidad de vida de la población.

La Ciudad de Buenos Aires no escapa a ello ya que tiene un déficit de espacios verdes muy marcados, un claro ejemplo de ello es que dispone de sólo dos m2 por habitante, una cifra bastante inferior al mínimo de 10 m2 recomendado por la Organización Mundial de la Salud.

A raíz de ello se instaló una nueva tendencia con el objeto de sumar espacios verdes en las ciudades y que consiste en construir jardines en techos y terrazas. Se persigue de esa manera articular una vida urbana en armonía con el medio ambiente ya que mejora la calidad del aire, reduce las emisiones de gases del efecto invernadero, refresca las ciudades y reduce el consumo de energía, entre otros beneficios para las urbes.

Los jardines en las azoteas de edificios y casas es una tendencia mundial. En ciudades como Tokio (Japón) y Copenhague (Dinamarca) incluso hay leyes que requieren que las nuevas construcciones instalen terrazas verdes. En Buenos Aires, se calcula que hay 130.000 edificios de propiedad horizontal cuyas terrazas están vacías, con un gran potencial para mejorar el entorno urbano.

Ante esta realidad, el legislador Fernando de Andréis retomó una iniciativa del fallecido diputado macrista Gerardo Ingaramo que perdió estado parlamentario e ingresó nuevamente el proyecto para su tratamiento legislativo la implementación de los denominados “Techos o Terrazas Verdes” en el ámbito de la Ciudad. Estos espacios consistirían en una superficie cubierta de vegetación cuyo principal objetivo será el de contribuir con el ambiente urbano mediante el sostenimiento ecológico.

La propuesta

De Andréis propone la incorporación al Código de Edificación porteño de una serie de medidas que permitan la construcción de los mencionados techos y terrazas y que disponen la definición taxativa de estas obras.

Así, el proyecto estipula que se denominará “Cubierta vegetal” a aquella que contenga elementos vegetales vivos como parte integral del sistema total de la cubierta, la que podrá o no, ser transitable. Asimismo determina la incorporación al capítulo “Características de los materiales de la cubierta de techos”, del Código de la Edificación, un párrafo en el que se describe que “Las cubiertas vegetales deberán contar, como mínimo con los siguientes componentes: barrera corta vapor; aislamiento térmico (opcional); aislamiento hidrófugo; barrera contra raíces; sistema de drenaje; filtro; medio de crecimiento y capa vegetal”.

Con el objeto de incentivar esta tendencia, la iniciativa dispone que con el fin de estimular la inclusión de cubiertas vegetales en las obras que se realicen en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, se aplicarán reducciones en el pago de los derechos de delineación y construcción a aquellos trámites que incluyan la construcción de una o más cubiertas vegetales. El porcentaje de dichas reducciones será establecido por vía reglamentaria, se especifica en la presentación.

Desarrollo sostenible

Según el presidente del bloque Pro en los fundamentos de su propuesta propone cubrir con especies vegetales los tejados y que la misma se enmarca plenamente en el proceso de “desarrollo sostenible”, ya que permite reducir la impermeabilización de los suelos, así como mejorar la calidad del aire y del agua, fijar el CO2, limitar los flujos y las inundaciones y también hacer que las ciudades sean mas armoniosas.

Según opinión de expertos este sistema permite principalmente la absorción y la retención de grandes volúmenes de agua, incluso si se tratara de sistemas de poco espesor. De esta forma un sistema de vegetación extensiva -cuyo espesor sería de 6 a 10 cm. centímetros- puede retener hasta un 50% de las precipitaciones anuales. Esta técnica también conlleva un efecto retardador, según el material de drenaje que se utilice.

Al respecto se conoce que durante el verano, la impermeabilización registra normalmente temperaturas de 60° C a 75° c, mientras que con una cobertura con especies vegetales extensiva, la temperatura será de entre 25° c y 35° c.

Otro efecto positivo para el ecosistema de las grandes urbes es que de aprobarse este tipo de construcciones permitirá que 100 metros cuadrados de follaje puedan absorberse entre 10 y 30 miligramos de polvo por día. Por otra parte absorben los ruidos y limitan considerablemente la reflexión de los materiales, reduciendo el efecto “isla caliente” de las ciudades y el efecto invernadero.

Grandes ciudades del mundo han desarrollado el concepto de “Terrazas” o “Techos Verdes” para las grandes urbes, que ya ha producido resultados alentadores, según indican las cifras presentadas en el Congreso Mundial de Ingenieros Agrónomos de 2008. Ejemplo de ello es que Alemania ha ganado, 15 millones de m2 verdes, destacándose la Ciudad de Berlín; en el Reino Unido 300.000 m2 al año; en Estados Unidos 233.000 m2 en el 2005, lo que implica un crecimiento del 80 % en relación al 2004. Y se están implementando proyectos en Chicago y Toronto.

También se ha encarado, además de la construcción de techos vegetales, un sistema de muro vegetal. Este funciona tanto en el interior, para combatir el “síndrome de edificio enfermo”, como el exterior de las edificaciones, produciendo los beneficios comprobados de mejorar la calidad de vida y embellecimiento con la ciudad.

Se ha destacado además, entre quienes trabajan en este sector que si se pensase en una eco-bioarquitectura, los techos verdes, por su humedad natural, son considerados internacionalmente como no combustibles, a diferencia de los techos de cobertura tradicional.

Si la Legislatura aprobara esta iniciativa se lograría contrarrestar el efecto invernadero, promover el uso de energías renovables como la solar, la geotérmica, la eólica y la hídrica, a través de la planificación del impacto ambiental en el paisaje.